Una señora estaba en un avión volviendo de España.
A su lado estaba sentado un cura.
Entonces ella le pregunta:
-¿Padre, puedo pedirle un favor?
-Sí hija mía, ¿qué quieres?
-Mire, compré un depilador eléctrico súper sofisticado, muy caro, que no he usado aún, y tengo miedo que supere mi límite en la Aduana.
Podría Usted esconderlo debajo de su sotana?
- Sí, mi querida, puedo; solamente debo advertirte que yo no sé mentir.
La señora piensa: ("...Ay!!! ojalá que nadie le pregunte nada al cura...") y agrega:
- "Está bien padre, gracias por su ayuda..."
Y le entrega el depilador.
Llegando a destino en el aeropuerto, el inspector de Aduana le pregunta al cura:
- Algo a declarar, padre?
A lo que el cura responde:
-De la cabeza a la cintura, nada a declarar, hijo mío.
Medio extrañado el inspector pregunta:
-Y de la cintura para abajo, qué tiene???
-Allí abajo tengo un instrumento para mujeres que nunca fue usado.
Y el inspector, riéndose a carcajadas, dice cordialmente:
-Pase el próximo de la fila!!!
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